Por: Marina Solís Gutiérrez

Comunicadora Social

Hace cuatro años, abrió sus puertas el Centro de Alcance San Pancracio con el objetivo de impactar positivamente a jóvenes del distrito de San Miguelito, ofreciéndoles una formación integral a través de diferentes programas y talleres que desarrollen sus habilidades personales en un ambiente sano y alejado de la violencia.

Con el objetivo de ofrecer una experiencia completa dentro del plan de Servicio Social Universitario (SSU), se ha estado explorando la posibilidad de posicionar al Centro como Proyecto USMA. Esto significa la creación de una alianza entre la Universidad y el Centro para proporcionar alternativas aptas para el cuerpo estudiantil de todos los ámbitos profesionales que se imparten en la Casa de Estudios. De este modo, los estudiantes podrían afianzar competencias en concordancia con las metas de ambas entidades.

La fusión responde al interés de lograr que los estudiantes aproveche su ingenio personal al máximo para crear un impacto positivo en la comunidad. Con ese propósito, se realizo el primer Seminario de Inducción al SSU fuera del recinto académico, siendo el Centro de Alcance de San Pancracio el lugar seleccionado para ello.

La idea inicial del Centro de Alcance fue enfocarse en trabajar únicamente con individuos desde los 12 hasta los 20 años de edad; sin embargo, gracias a la respuesta de la población, el Centro ha decido mantener abiertas las puertas a todas las edades. Todos los cursos que se imparten son gratuitos y, actualmente, trabajan en conjunto con el INAC y el INADEH para poder proporcionales a sus egresados certificados que permitan su inserción una vez hayan completado las capacitaciones. Así mismo, SENACYT les otorga la posibilidad de formarse en diferentes oficios a través de una plataforma virtual.

Para poder cumplir con la misión de alejar a niños y adolescentes del peligro y lograr que redefinan sus vidas, la llegada constantes de voluntarios es indispensable y la relación social directa entre ellos es el aspecto clave.

«Si no lo conocemos ni charlamos con ellos, no podemos enterarnos de su situación familiar actual para poder ayudarlos» declara Jane Tinocom coordinadora del voluntariado del Centro, quien también explica que los talleres se van habilitando de acuerdo a la cantidad de voluntarios con los cuenten y al horario.

«Los jóvenes son la razón del Centro», subraya Tinoco, «si logramos que no se pierdan en cosas nocivas, aunque no sea la vida de todos, sino la de algunos, podemos mejorar su calidad de vida, sin importar sus creencias». Afirma que para conseguir unificar la parte social con la humanitario, trabajan en seis componentes: reforzamiento escolar, uso creativo del tiempo libre, desafío de soñar mi vida, voluntariado, operación y capacitación para el trabajo.

El mayor deficit que presentan hoy por hoy es en el área de tutorías a nivel de primaria tanto en Inglés como en Español, y en operaciones básicas de Matemáticas.

Pero son escollo que se irán enfrentando para salir adelante.

 

 

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