¿Quién es tu héroe?

Estuve en el Congreso de Profesores de Inglés (TESOL) hace unas semanas. En uno de los talleres que nos pidieron que encontráramos a alguien y le preguntáramos lo que quisiéramos para conocernos. Una de las preguntas que me hizo una compañera fue: ¿Quién es tu héroe? ¿Por qué?

No titubeé es contestarle: «Mi padre», pero le dije que necesitaría horas para poder explicar por qué mi padre ha sido mi héroe. Mi «papá» , mi mentor, mi consejero espiritual, mi mejor amigo, mi confidente. Pero no quiero dejar de lado a mi madre, quien es una mujer maravillosa, inteligente, noble y digna de admiración por su labor grandiosa con mis hermanas, conmigo, con el prójimo. Lo que pasa es que para mi madre, mi padre ha sido también su héroe.

El significado de héroe en el diccionario es:

«Persona que se distingue por haber realizado una hazaña extraordinaria, especialmente se requiere mucho valor».

Cuando a las personas se les pregunta por su héroe, por lo general se ponen a pensar en estos grandes personajes, famosos escritores, deportistas, guerreros científicos, etc. No nos damos cuenta de que tenemos héroes al lado nuestro y han estado en el día a día en nuestras vidas. Padre, madre, o ambos, han sido los grandes héroes porque han dedicado su vida a criar a un hijo enseñándole a ser una persona digna. Y esta no es tarea fácil. ¡Qué hazaña y qué valor requiere criar a un hijo con el ejemplo, con valores, para que pueda servir a la sociedad!

Me puse a reflexionar acerca de qué cualidades, qué clase de persona tiene que ser uno para que un hijo sin titubear diga «Mi padre, mi héroe». En mi vida tengo siempre presente a mi padre, y aprendí de él a tener a Dios en mi caminar. Mi padre, un médico incansable que me enseño que la lectura, escribir, investigar y actualizarse constantemente son esenciales en el desempeño y progreso de todo profesional.

Siempre observé el gran agrado por su trabajo. En una ocasión me dijo:

«Uno tiene que ser feliz con lo que hace. El que no es feliz con lo que hace se aburre y deprime».

Y de esto concluí que la lealtad y el desempeño de un colaborador a la institución se miden por el grado de satisfacción con el que trabaja.

Mi padre me ha demostrado que amar, cuidar y proteger a la familia es la clave para levantarse con ánimo y esperanza cada día. Que el respeto, amor y fidelidad por la pareja es fundamental para ser correspondido de la misma forma.

Como profesional y como diácono de la Iglesia Católica ha servido admirablemente al prójimo. Y su solidaridad hacia al que menos tiene, nunca ha cesado. Me ha enseñado con su ejemplo que ser correcto, vale la pena. Y que si nos equivocamos, hay que corregir de inmediato. Me demostró sus acciones que la humildad y la tolerancia son la clave del éxito en cualquier ámbito y que se puede ser muy feliz con sencillez.

Por todas estas enseñanzas y muchas más es por lo que yo digo con mucho orgullo y amor en mi corazón:

«Mi padre, mi héroe»

Su nombre es Abel Dueñas Padrón. Realizó y sigue haciendo hazañas extraordinarias y con mucho valor.

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor. Y las mismas no representan la opinión de esta Universidad.

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