Cuando fui invitado a compartir este espacio, La Pluma Invitada, con un tema que me resultara interesante o importante, me vino a la mente escribir sobre las adicciones y en gran parte creo que esta reacción fue producto de que estoy finalizando el dictado de un seminario para la clínica de la USMA sobre el tema, y ha resultado de gran interés porque aunque se habla y escribe mucho sobre las drogas bajo un aspecto clínico o “de fenómeno social”, poco se conoce desde lo humano y existencial de quien padece esta enfermedad.

Sí, dije enfermedad porque de hecho es una enfermedad, que va transformando el aparato psíquico, bioquímico, físico y actitudinal frente a la propia vida. Que inicia por múltiples causas, tantas que no tiene sentido enumerarla porque cualquiera puede ser válida, sin embargo en el fondo podemos encontrar un común denominador: un gran vacío existencial, dejado por razones históricas de cada quien, abandonos, maltratos, historias de adicciones en casa, soledad, falta de valoración propia y hasta el factor genético puede incidir, en suma la falta de apoyo presencial de alguien significativo que colocara su mano en su hombro para no sentirse abandonado porque si hay algo que el Ser Humano no puede soportar es el abandono.

La necesidad de tener que dar respuestas rápidas y certeras, el miedo al fracaso y la necesidad de aparentar lo que no se es para satisfacer a una sociedad demandante y llena de tecnología y “virtualismo” (no por las virtudes sino por lo virtual), crean las condiciones propicias para la búsqueda rápida de respuestas inmediatas y hasta mágicas, y es aquí donde nuestra sociedad de consumo nos presenta una gran oferta en el mercado que van: desde el juego hasta el alcohol, de la marihuana a la cocaína, de la pornografía a la heroína, de las redes sociales al workaholic y pare usted de contar.

adicción

La adicción no es otra cosa que el “apoderamiento” del objeto adictivo de nuestra vida, no importa cual sea ese objeto, en el momento que el control de nuestros impulsos, pensamientos y conductas giren en torno de ese objeto adictivo es porque hemos cruzado la frontera y es ahí cuando el adicto necesita ayuda.

Sin embargo, (y esta es la tragedia del adicto), es él el último en aceptar su propia realidad su propia tragedia. Son sus personas más allegadas y queridas las que comienzan a sufrir la enfermedad, siendo parte de ella. El adicto vive una constante lucha entre su parte adicta y su parte sana que busca salir de un hueco oscuro y no puede, aquí aplica el dicho: “Querer no siempre es poder” porque si fuera lo contrario no existiría la adicción y la verdad última es que el adicto no quiere ser adicto, pero no puede solo.

Espero que estas líneas sean un grito de aquellos que esperan por ayuda y no saben cómo pedirla, por aquellos que esperan de ti una mano amiga más que una crítica, que no les sirve de nada.

Alvaro Rincón B  – Psicoterapeuta Gestalt y Profesor en la Escuela de Psicología de la USMA. Avalado por la EPG – Ecole Parisienne de Gestalt.

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y no representan la opinión de esta Universidad.

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