Viga de Ohanes

¿No tiene acaso toda viga su origen en un frágil retoño? Se fortalece con el paso de los años con lo que la naturaleza le provee segundo a segundo, minuto a minuto, día a día, año tras año. Es entonces la viga producto del árbol fuerte y poderoso, lleno de salud y de vida. Arrancada del árbol, la mano del hombre la predispone para soportar el peso y el paso del tiempo; lista para servir una función y propósito. ¿Acaso no sigue igualmente el hombre ese mismo destino en su diario caminar? Crece adquiriendo conocimiento y experiencias para cumplir planes y objetivos. Pero hay una gran realidad, el tiempo que suma y resta de manera implacable, hace que la viga caiga convertida en astillas. El en caso del hombre, no sólo cae su fortaleza física, también limita los horizontes de la mente y reduce el pensamiento a tan solo recuerdos.

En cuanto al relato de “La Viga de Ohanes” algunos aseguran es verdadero, otros no están tan seguros. El pueblo existe en la realidad, del escrito se dice no hay seguridad. En 1734 el maestro de la población de Ohanes en la Alpujarra Almeriense se queja del estado en que se encuentra una de las vigas de la escuela y del peligro que supone. A partir de ese momento comienza una “investigación” para ver el alcance y peligro de “La Viga de Ohanes” No pretendo entrar en su lectura, eso es tarea pendiente de ustedes, sin embargo, creo podemos aprender algunas cosas.

El relato llama la atención sobre una viga central que comenzó a dar signos de deterioro y qué con el paso del tiempo, ya sea por descuido, falta de interés, burocracia, o lo que usted pueda aportar, se convirtió en fatalidad. Así mismo un país y sus habitantes están soportados por vigas que de una forma u otra, aseguran la convivencia pacífica. Entre estas la viga de los principios, valores y la de hacer lo que es correcto. La que sostiene nuestros principios incluye lo concerniente a la vida, la libertad, la igualdad, el bien común. La que sostiene los valores, está relacionada con aspectos morales, éticos, religiosos, cívicos, familiares, personales.

Pero tal vez la viga más importante es la “viga país” aquella que sostiene nuestra democracia y junto con ella nuestra consciencia histórica como nación. El mantenimiento de esta “viga” requiere de la participación y compromiso ciudadano. Es la viga que de mostrar señales de deterioro como lo mostró la de Ohanes, a nivel social y político trae un gran peligro: anarquía. Un país sin ley ni orden.

Y así como el maestro de la escuela se percató del daño estructural en la viga, así mismo los ciudadanos debemos estar pendientes cuando se incurre en intolerancia, injusticia, en la violación de los derechos humanos y la libertad de expresión. Esta “viga país” no escapa al deterioro como en su tiempo lo sufrió la viga de la escuela de Ohanes. Es tan fuerte o frágil como lo permitan sus ciudadanos. Es susceptible a la corrupción, impunidad y a la carencia de un Estado de Derecho. Trabajemos juntos para que la viga que sostiene nuestra democracia y nos resguarda como nación, se mantenga firme y saludable por muchos años.

“El buen ciudadano es aquél que no puede tolerar en su patria un poder que pretenda hacerse superior a las leyes” Mario Tulio Cicerón

Por Domingo Lapadula Silvestri – Profesor de la USMA

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y no representan la opinión de esta Universidad.

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