Emilio Esteban Harris L.,

Derecho y ciencias políticas.

Hablar del tema migratorio sin duda puede ser complicado por las diversas ópticas socioculturales que adopta la persona en torno a este tema. Empero, en nuestro escrito nos enfocaremos en la parte estrictamente humanitaria, agregándole una palabrita más: misericordia.

Humanidad y misericordia no pueden estar distantes. La migración masiva e ilegal puede causar malestares en la ciudadanía por los problemas que estiman algunos como, por ejemplo, en la inseguridad desde todos sus focos: pública, laboral, jurídica, entre otras.

Vivimos en democracia y es natural que existan estos malestares. Más allá del aspecto estadístico, recordemos todos que dar posada al peregrino es una maravillosa obra de misericordia y no perdamos la oportunidad de practicarla con los migrantes que pisan suelo patrio, sobre todo en este Año de la Misericordia. Verlos en la terminal de Albrook sin paradero y seguramente hambrientos y sedientos, ¡qué dolor! El mundo da muchas vueltas, así como socorremos misericordiosamente estoy seguro de que otros hermanos lo harían por nosotros, todo es recíproco.

Invoco a mis compañeros usmeños a que, a través de los conocimientos adquiridos en el aula, podamos plantearnos soluciones en el tema migrante. Seamos abiertos, probablemente escuchemos posiciones que nos causen malestar, más le extiendo la siguiente reflexión: El malestar de esa persona puede ser el camino para buscar la solución.

¿Por qué no? Los estudiantes de Derecho podrían aportan sus propuestas guiados por la rama internacional humanitaria. Los de Psicología a ayudarnos a comprender el fenómeno migrante que influye en el pensamiento crítico de las personas, los de arquitectura podrían aportar con propuestas de mejora al diseño estructural de los lugares donde se alojan los migrantes para que vivan en condiciones humanas y así sucesivamente estén seguros que por más técnica que sea su carrera encontrarán un aporte para nuestros hermanos y hermanas migrantes.

Hace unos días estuve en la Oficina de Pastoral Universitaria y en un suéter que utilizaron en un campamento colgado en la pared leí: “Porque la vida sólo tiene sentido dejando mejor el mundo que como lo encontramos”.

¡Ánimos compañeros usmeños! ¡Sí podemos ayudar a nuestros hermanos y hermanas migrantes y ser agentes de cambio! Recordemos siempre que todo redunda en bien de los que aman a Dios. ¡Manos a la obra!

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