Este 2018 cumplo dos décadas de haber obtenido mi diploma de Licenciatura y por allí mismo 11 de haberme graduado del Posgrado y Maestría en Docencia Superior; después de tantos años, regreso a las aulas, pero no para recibir clases sino para impartirlas.

Siempre me incliné por la docencia, la verdad me hubiera gustado ser profesora de premedia y media. Mi segunda opción era ser psicóloga y la tercera docente. Me incline por la Comunicación Social que marcó de primera en mi prueba de psicología y hoy empieza algo nuevo para mí después de tantos años.

Es un proceso algo tedioso recopilar toda la documentación para dar clases, no es fácil. Pero luego de asistir a la inducción docente pude entender la importancia de todo el trámite y la razón de solicitar tantos documentos. En nuestras manos están los profesionales de mañana. Estoy iniciando con una tutoría en la Facultad de Negocios y, definitivamente, el plan de Dios es perfecto.

Estoy ante una responsabilidad inmensa, vemos a diario tantas noticias negativas, temas lamentables. Existen cantidad de programas que no educan y una sociedad que poco a poco se desbarata. Considero de suma importancia el papel de debe jugar cualquier docente sea escolar o de nivel superior. Tenemos una herramienta en la mano que puede ser el cambio positivo o negativo para esos profesionales del futuro.

Hacer docencia no es solo la palabra, va mucho más allá. Es un compromiso con esa persona a la que estas formando. Tendré la oportunidad de impartir el curso de relaciones públicas y protocolo a tres estudiantes, dos de Licenciatura en Administración de Empresas Turísticas y a un estudiante de Negocios Internacionales.

Espero como mi experiencia no solo dar una clase poner una calificación y ya. Espero hablarles de la importancia de la ética y los valores en el campo laboral. Aún son muy jóvenes rondan entre los 18 y 20 años, pero desde ya uno los forma y en un docente ellos ven a una persona que les va a enseñar lo que ellos desconocen. Por esa razón reitero la responsabilidad que tengo es muy grande.

Siempre quise impartir clases, pero era en el momento que Dios tenia destinado para mí.

Solo doy gracias a la directora de la Escuela de Negocios de la USMA Miroslava de Zárate por confiar en mí y por la oportunidad. Soy orgullosa egresada Usmeña, una universidad que me inculcó y reforzó esos valores de ética y moral.

Agradecida a la vida por tener esta maravillosa oportunidad de aportar mi granito de arena a la sociedad, a formar a esos profesionales que el día de mañana estarán en el campo de batalla dando lo mejor, estoy segura que con los valores, la enseñanza y la ética con la que me criaron mis padres y la extraordinaria enseñanza de mis profesores de la universidad no dudo por un instante que voy por buen camino con mis estudiantes porque yo al igual que ellos estoy de vuelta a clases.

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