Trabajo de Graduación

Por: Dr. Darío Sandoval Shaik

Docente de la USMA

Facultad de Derecho y Ciencias Políticas

Hace dieciséis años, cuando terminé de cursar el plan de estudios de la Licenciatura en Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Panamá, me llegó el momento de tomar aquella decisión que no deja indiferente a ningún estudiante graduando:

La de elegir la modalidad de trabajo de graduación que me daría acceso a mi anhelado título de grado.

A pesar de que la opción de redactar una tesis era la que más me seducía, no era menos cierto que contaba con limitada experiencia como pasante en firmas de abogados. Por lo que la posibilidad de que el trabajo de graduación consistiera en realizar una práctica profesional durante un semestre completo fue lo que en definitiva hizo que se inclinara la balanza en favor de la segunda opción.  Como también tenía planificado estudiar un Doctorado en España. el destino también me tenía deparado realizar una tesis, aunque varios años después.

Naturalmente, la decisión de realizar la práctica profesional iba de la mano de otra: ¿Dónde hacer la práctica?  Alrededor de veinte instituciones públicas habían suscrito convenios de colaboración con la Facultad de Derecho, entre las que destacaban:

  • El Órgano Judicial
  • Ministerio Público (ambas Procuradurías)
  • El Ministerio de Trabajo
  • Ministerio de Gobierno
  • Alcaldía de Panamá (incluidas dependencias como Corregidurías y Juzgado Nocturno)

Sin embargo, no elegí ninguna de las anteriores y preferí incursionar en la Comisión Nacional de Valores. Una entidad autónoma que regula y fiscaliza las actividades del mercado de valores en la República de Panamá. Y que tras la reforma de su Ley Marco consumada en el año 2011 se reestructuró y pasó a denominarse Superintendencia del Mercado de Valores.  Mi elección resultó afortunada y la experiencia fue enriquecedora a corto, mediano y largo plazo. Ya que no sólo cumplí con el requisito curricular que me permitió convertirme en abogado, sino que confirmé cuál era la disciplina del Derecho donde radicaba mi verdadera vocación. Al tiempo que aprendí valiosas lecciones sobre la importancia del servicio público, el cumplimiento del deber, el trabajo en equipo, y sobre todo entablé relaciones duraderas con especialistas de primerísimo nivel, con quienes mantengo una imperecedera deuda de gratitud.

Como profesor de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la USMA, tengo el privilegio de impartir las asignaturas de Derecho Económico, Derecho de Seguros y Legislación del Mercado de Valores

En las que habitualmente pregunto a mis alumnos en cada inicio de curso si ya han pensado qué opción de trabajo de graduación elegirán. Un considerable porcentaje responde que harán el examen oral. Otros optan por cursar dos materias de maestría o un diplomado. Mientras que un puñado de valientes se inclina por elaborar una tesis.

Y aunque a duras penas tengo edad para ser padre de alguno de ellos, procuro orientarlos con la mayor empatía para que la decisión que adopten sea la más beneficiosa. Partiendo de la premisa de que ninguna opción es en sí misma mejor que otra. Y existen muchos factores a tomar en cuenta, la mayoría de ellos intrínsecos a los propios estudiantes y a sus convicciones como personas con suficiente discernimiento y capacidad de autocrítica.

¿Qué sentido tendría para un alumno elegir el examen oral?

Sabiendo que el mismo se prepara en aproximadamente un mes, debiéndose someter a un estudio exhaustivo e intensivo, si su agenda laboral y familiar difícilmente se lo permitiría

¿O qué lógica tendría para un alumno elegir la tesis?

A sabiendas de que la misma demandará de él un esfuerzo y dedicación sostenidos a lo largo de muchos meses. Y si tiene previsto estudiar una maestría en el extranjero que inicia apenas tres meses después de que acabe materias.

Por otra parte, muchos de los que optan por cursar dos materias de maestría.

Lo hacen con la seguridad de que una vez aprobadas continuarán estudiando la maestría hasta su finalización. Y que la misma representará un valor agregado en su hoja de vida. Que además les permitirá ser más competitivos en un mercado tan exigente como el de la prestación de servicios legales.

Sin olvidar las preferencias personales, es importante que cada estudiante advierta que su trabajo de graduación puede representar mucho más que un mero requisito académico.  Y que sacar el máximo provecho a su elección puede abrirle las puertas a un mundo de posibilidades para sus futuros estudios de postgrado. Además de iniciar en el ejercicio de su carrera profesional próxima a iniciarse.

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y no representan la opinión de esta Universidad.

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