La experiencia que tuve en ambas organizaciones la volvería a repetir una y mil veces.

Lastimosamente, no tuve oportunidad de ir a entregar las bolsas y platos de comida personalmente, pero Dios primero seguiré yendo al Comedor Solidario y espero tener la oportunidad de ir en algún momento.

El primer día en ambas organizaciones estaba emocionada ya que tenía muchas ganas de comenzar mi servicio social, pues me encanta la sensación cuando sé que estoy haciendo algo que va a ayudar a otras personas.

Sé que el servicio social que realicé no fue directamente con las personas beneficiadas, pero mi participación considero que vale mucho, ya que fui una pieza para que todo lo que les llegó a esas personas les llegara bien, y sé que al momento de recibirlos tenían una sonrisa en su rostro y eso me llena de felicidad.

Aparte de ayudar a personas que lo necesitan bastante, también hice amigos en las diferentes organizaciones, tanto de personas que iban a hacer su servicio social universitario por parte de la Universidad Católica Santa María La Antigua, servicio o diversas organizaciones y universidades, como de personas que cooperan con el comedor por parte de la iglesia Santa María del Camino, donde pude compartir con jóvenes y con adultos, quienes estaban ahí por la misma razón, servir.

La imagen que coloqué como acompañamiento de este ensayo, en la cual se me ve fregando en el comedor solidario, tiene un significado para mí.

Uno de los días de los que fui al Comedor Solidario me recibieron en el área para fregar, donde estuve las 5 horas del servicio del día,  trabajando con unas personas muy amigables, quienes han estado en el comedor sino me equivoco desde que comenzó y siguen ahí porque es una acción que Dios nos ha mandado a hacer, a servir a nuestros hermanos.

A partir de ese día, siempre que voy al comedor solidario, cuando termino de trabajar en el área de emplatado, que es un zona pesada, ya que se han de servir más de 1,000 platos de comida, paso al área de fregar porque sé que ellos han de estar cansados de estar ahí todo el día, y siempre pienso que, al final yo estoy ahí para ayudar y servir a los demás, si yo puedo seguir ayudando lo haré y eso me llena porque sé que estoy haciendo el bien, y Dios ha de ver todo lo que hacemos y estará feliz por la persona que soy.

Por: Yarelis Enith De León Yrigoien | Estudiante de tercer año de la carrera de Derecho y Ciencias Políticas

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