Trabajar en la fundación FL-JADIS, con personas con Síndrome de Down y Autismo ha sido una experiencia transformadora y enriquecedora.
Desde el primer día, me di cuenta de que cada individuo tiene un mundo único lleno de potencial y capacidades.
Mi labor consistió en proporcionar apoyo educativo y emocional, adaptando las actividades según las necesidades y habilidades de cada persona. A través de juegos y ejercicios, vi como pequeños progresos se convertían en grandes logros, tanto para ellos como para mí.
Uno de los momentos más emocionantes fue el ver a un joven con Autismo, que inicialmente no se comunicaba verbalmente, comenzar a utilizar palabras para expresarnos sus necesidades.
Además, las actividades artísticas y de socialización fomentaron un sentido de comunidad y pertenencia entre los participantes, quienes desarrollaron amistades significativas.
Esta experiencia tuvo ciertos desafíos; la paciencia y la creatividad fueron esenciales para superar las barreras de comunicación y comportamiento. Sin embargo, la dedicación y el cariño de los compañeros de la fundación y de las familias hicieron que cada esfuerzo valiera la pena.
La experiencia no solo me enseñó sobre la diversidad y la inclusión, sino que también me hizo valorar la resiliencia y la alegría que esas personas aportan al mundo.
Escrito por: Daleska Mendoza | Estudiante de Administración de Empresas