Mi travesía por la Comisión 20 de Diciembre de 1989 se inició un 25 de febrero del 2021 en modalidad virtual, como consecuencia de la pandemia. Llevaba grandes expectativas, pero una gran duda sobre lo que haría, y escasa información sobre todo lo que implicaba aquel hecho registrado en Panamá antes de que yo naciera.
“Estados Unidos invadió Panamá, muchas personas quedaron sin hogar por los bombardeos; muchas personas fallecieron y al final de todo, lograron llevarse al general Noriega”; en resumen, era todo lo que sabía. Si bien me causaba disgusto y un sentido grande de injusticia, este era un evento con el que solo tenía contacto los 20 de diciembre de cada año, alimentado con historias que mis familiares mayores contaban, con la escasa información de los medios y el nulo reconocimiento que se le dio en mis años escolares.
Desde el momento en que elegí la Comisión como mi lugar para realizar el Servicio Social Universitario (SSU), el proceso de aprendizaje se inició. Anteriormente había escuchado poco sobre esta organización como posible lugar para servicio social. Pero, ¿Qué hacían? ¿Cuándo inició? ¿Cuáles eran sus objetivos? Aquello fue algo que comencé a aprender desde el momento en que enviaba las propuestas y muy amablemente se me capacitaba para entender la complejidad de la labor.
Entrevistas, fotos, carpetas y documentos, cada elemento gritaba una historia con la que nunca antes había tenido contacto. Fueron hijos, padres, esposos, hermanos, personas inocentes, personas que nuca representaron un peligro. Fueron humanos con derechos que se violentaron y ultrajaron, personas a las que nunca se les hizo justicia, personas desaparecidas, personas con familias que aun tienen la esperanza de encontrarlos.
Era inevitable reflexionar, preguntarse cuándo alguien pedirá perdón por el daño irremediable que causó, cuándo alguien indemnizará todos los hogares rotos y cuándo se esclarecerá la verdad para que el pueblo entero sienta que se ha hecho justicia.
Entendí qué tan alejado está el ver un documental de cinco minutos cada 20 de diciembre, del prestar mi servicio a esta Comisión. De igual forma me preocupó mucho el poco interés que se le da a este tema en los currículos escolares, pensando que quizás en veinte años más, nadie hablará de este tema y ya no será una fecha que remueva emociones en función a una búsqueda de memoria y justicia.
De cierta forma, terminé mi Servicio Social satisfecha por todo lo que aprendí y feliz de haber aportado mi grano de arena, pero con la esperanza de que más voluntarios se sumarán a esta noble e histórica causa.
Por Lía Nadir Caballero Hidalgo
Estudiante de Psicología
Experiencia de SSU en la Comisión 20 de Diciembre de 1989
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