Mi Servicio Social Universitario (SSU), definitivamente fue una experiencia única y gratificante, ya que después de pasar dos meses conviviendo de manera virtual con niños y ayudándolos a comprender aquellos temas que se les dificultaba aprender en clases, me sentí muy feliz y agradecida. Cada uno de los niños con los que tuve el placer de compartir, me enseñaron muchísimas cosas, como lo es la paciencia, la organización, el respeto y de vez en cuando, llegamos a compartir risas.
No puedo explicar con palabras lo bien que se sentía impartir clases todos los días y algo con lo que siempre me quedaré, y que a todos a mi alrededor les ocasionaba gracia, era como los niños se referían a mí como su maestra y se despedían “Hasta luego maestra”.
Definitivamente, a lo largo de mi preparación académica uno se acostumbra a ser un estudiante, a realizar absolutamente todo lo que tu profesor te dice y a seguir al pie de la letra su plan de estudio. Sin embargo, en esta oportunidad pude sentarme del otro lado de la mesa, teniendo que adaptarme y dar lo mejor de mí, para poder ayudar a mis estudiantes y sentir que realicé un impacto positivo en sus vidas.
De seguro, en los dos meses con los que estuve compartiendo con ellos, no pude abarcar todo lo que me gustaría para así obtener los resultados que ellos merecen, pero estoy segura de que con la ayuda del Centro Juvenil y Biblioteca Las Mañanitas, cada uno de ellos lograrán sus objetivos y desarrollarán al máximo sus capacidades, ya que son excelentes estudiantes y estoy muy orgullosa de haber sido su maestra.
Por Kamel Gozaine De Puy, estudiante de la Licenciatura en Derecho y Ciencias Políticas.
Experiencia de SSU en el Centro Juvenil y Biblioteca Las Mañanitas.
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