Sé que últimamente el término “endometriosis” lo has escuchado mencionar mucho en los medios. Esto se debe a la propuesta de Ley N° 440 de endometriosis, la cual busca ayudar a las mujeres que padecen la enfermedad.
Entonces surge la pregunta: ¿Qué es endometriosis?
Es un trastorno que padecen muchas mujeres debido a la presencia de tejido endometrial fuera del útero, pero también puede presentarse en otras zonas del cuerpo; esta es la definición corta que cualquier medio puede ofrecerte.
Ahora te diré cómo me explicó mi doctor para que entendiera lo que estaba pasando en mi cuerpo; después de una laparoscopia para extraer a mi angelito, que quedó atrapado en lo que quedaba de mi trompa de Falopio izquierdo, nos dimos cuenta de que tenía endometriosis y todo aquellos dolores que sufría cada mes, desde mi adolescencia, comenzaron a tener un poco más de sentido. Con cada menstruación, el tejido endometrial sangra y queda atrapado en mi cuerpo, haciendo que esta sangre se vaya adhiriendo a lo que encuentre cerca, En mi caso, dañó mi trompa izquierda.
Voy a ser sincera, por más que me cueste. Después de perder a mi bebé, comencé a refugiarme en la comodidad de lo incomplejo, no quería que nadie obstruyera mis planes coordinados con cautela, establecí en mi vida una rutina, en la que solo daba cabida al trabajo y a mi casa. Me hallaba deprimida y me negaba aceptar que necesitaba ayuda; aparté fríamente a mis amigos, mis entretenimientos y a mi familia. Solo fui capaz de cumplir con mis responsabilidades laborales ya que es una virtud que he desarrollado durante los años.
Pasaron muchos meses para yo aceptar que mi vida tenía que continuar, que con la endometriosis jamás iba a tener el control que deseaba sobre mi cuerpo, mis actividades, mis responsabilidades y todo lo que me rodea; y lo más importante es que yo no respondería igual que el resto en ningún sentido.
Pasé de sentirme reprimida por pensar que era “débil, floja” a escuchar lo que mi cuerpo dicta, a darme más tiempo para asimilar el dolor que regularmente siento, a comprender que hay días en los que me sentiré muy bien y otras que tendré que tomar las cosas con más delicadeza.
Aprendí que no soy dueña de mi vida, si me siento frustrada por no llevar una rutina constante en mis actividades, mis metas, en mi diario vivir. El único que sabe cómo realmente serán las cosas es Dios.
De muchas conversaciones y agobios acepté que está bien pedir ayuda y lo reconfortante que es tenerla. Y lo más importante: seguir, no concentrarme en el dolor, solo darle su tiempo que él se disipa, no dejar de hacer las cosas, darle la debida importancia al padecimiento sin que el mismo se apropie de mi vida.
De la endometriosis he aprendido que soy fuerte, valiente y lo importante que es mi ser, mi yo, mi persona; que no hay obstáculos que me hagan no seguir viviendo esta maravillosa vida que Dios me ha otorgado.
Por: Ing. Haydeé Barrera – Docente de la Facultad de Ingeniería y Tecnología
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