miedo

Es muy extraño que la amenaza de una enfermedad ocupe gran parte de nuestro pensamiento como sucede en estos días. Los medios no dejan de mostrarnos, ininterrumpidamente, historias sobre la pandemia del nuevo coronavirus. Las plataformas virtuales están llenas desde consejos prácticos hasta estadísticas aterradoras, pasando por el humor negro como estrategia para enfrentar el miedo que la incertidumbre despierta; especialmente, ante la no respuesta sobre como tendremos que reconstruirnos al finalizar esta cuarentena; porque el Covid-19 llegó para quedarse.

Sin embargo, el miedo no es un sentimiento nuevo, sino qué en estos tiempos pasó a ser protagonista frente a la pandemia y la cuarentena. El miedo es un síntoma que ha existido desde que existe el hombre, es constitutivo, como lo son los huesos que conforman nuestro cuerpo. El miedo como síntoma, nos está diciendo algo, nos habla de un conflicto interno y de los mecanismos que reprimen su presentación.

Aunque el miedo se presentifica en un objeto externo y decimos, “le tengo miedo a… “, el miedo tiene un representante interno que es singular para cada uno y que busca representarse afuera en un “miedo a algo”; por ende, el miedo como síntoma es una formación de compromiso que nos cuentan sobre representaciones que están reprimidas en el inconsciente.

El miedo es un sentimiento humano, una desfiguración de lo real, como otros sentimientos que conforman una cultura. Sin embargo, el plus de gozar puede conllevar a un vivir con miedo y con mucho sufrimiento, que le impide al sujeto acercarse a una nueva forma de satisfacer su deseo, quedándose atrapado en la imposibilidad y la insatisfacción.

Sin embargo, es importante destacar que, en líneas generales, existen dos tipos de miedo. El miedo real, donde verdaderamente existe un peligro, un riesgo a la integridad humana; y el miedo neurótico, donde se ha construido un peligro subjetivo y se siente una amenaza sobre algo que no existe. Aquello que retorna del inconsciente real, no simbolizado a través de la palabra, que vuelve desfigurado a nuestra consciencia; y que conlleva a la percepción de un peligro que no existe; pero que se vive como real, teniendo efectos y en algunos casos, movilizando conductas de evitación y afectos de angustia y tristeza.

miedo

Considero que en estos momentos que hemos aceptado estar confinados en cuarentena, la pregunta de cada persona es ¿cómo vamos a volver a la normalidad?, pero esta relativa normalidad toma formas diferentes en la imaginación de cada uno; y están desde lo que piensan en que nada se podrá hacer, hasta los que ya se habrán comprando un traje especial para salir al mundo. En tal sentido, el miedo es una experiencia ante lo real del Covid-19, en la que la misma ciencia no ha podido dar una respuesta.

Entonces, ante lo incertidumbre que se vive, ante la imposibilidad de respuesta que se vende, ante el desamparo, cabe la pregunta ¿cómo inventarse la vida? Y el miedo es la respuesta ante el sentir no poder hacer-se; y este se magnifica con la respuesta que da la ciencia, al dejar al sujeto atrapado en la estadística, en lo universal, en la serie de una categoría, lo cierra en la posibilidad de hacer-se en lo singular y desde ahí, encontrar una salida.

¿Y que paraliza? El goce de sufrimiento del neurótico, lo parasita en forma de miedo, un miedo al desamparo que termina impidiendo el moviendo a acceder a otras experiencias nuevas, o ciertos goces, como podría ser desarrollarnos en alguna otra forma de hacer-se o lo que fuere que se necesite para disfrutar la vida; o por lo menos, poder vivir, el tiempo que toque de vida para cada uno, de una manera diferente a la conocida, porque solo toca aceptar que el Covid-19, llegó para quedarse.

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Sin embargo, para finalizar, no sé si le pondría la palabra miedo a a esta experiencia que describo y que ha estado desde siempre, solo que el Covid-19 la ha puesto en la palestra; quizá podría llamarse resistencia, porque lo nuevo, hace resistencia aquello que ha sido encarnado en el inconsciente. ¿Y a que se hace resistencia? A perder ese velo que completa la falta en ser, pero en la que el sujeto se ha nombrado y he sido nombrado hasta antes de este pandemia.

Por eso, ante el tener que verse con un des-ser, un cambio que es costoso, porque dejar de ser lo que se ha sido para des-ser en otra forma de satisfacer el deseo, duele, cuesta y se paga con una cuota de sufrimiento; y este es el miedo (resistencia) que se podrá estar experimentando en este tiempo.

Sin embargo, dejo la posibilidad de pensar que, podrá sobrevivir un poco mejor, aquel que en vez de mantenerse fuerte como un roble, sea algo más flexible, como una palmera frente ante la incertidumbre y el desamparo que nos devela un virus con corona, lo que no lo hace un virus más, sino aquel que es capaz de establecer una nueva ley y un nuevo ordenamiento social.

Profesor Mario Brito Afonso – Psicoanalista / Docente de la USMA

Miembro de la Internacional de los Foros de Psicoanálisis.

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y no representan la opinión de esta Universidad.

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