Pluma Invitada: La economía de la creatividad y la imaginación
Por: Edward Hernández
Coordinador del Centro de Producción Audiovisual
“No hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su momento”
-Honoré de Balzac-
Hay tres factores que están impulsando la economía de muchos países: el talento, los emprendedores y la innovación. Todos los días nacen nuevas ideas que se vuelven pequeños negocios que crecen, potenciando su competitividad y generando empleos.
En realidad, esta tendencia es el reflejo de algo más notable, y es que hay segmentos de emprendimientos llenos de creatividad, cada uno con dosis diferentes, y que hacen de ello la materia prima esencial para la producción y comercialización de bienes y servicios.
Es aquí donde aparece la denominada “Economía Creativa” o “Economía Naranja”; nacida en el siglo XXI, este tipo de economía reúne a todas las industrias del futuro que representan una riqueza enorme, basadas en el talento, la propiedad intelectual, la conectividad y la herencia cultural.
La cuestión del color es una particularidad importante ya que el naranja suele asociarse con tres conceptos de gran importancia: la cultura, la creatividad y la identidad. Fue el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la entidad que “coloreó” de naranja al valor agregado que generan las industrias y empresas culturales.
El BID clasificó a la industria cultural en tres categorías:
Convencional: Medios masivos de comunicación y artes relacionadas, como la comunicación, el cine y la fotografía.
Otras: Artes visuales y escénicas, conciertos, moda, diseño, museos, gastronomía, productos típicos, ecoturismo y deportes.
Nuevas: Multimedia, publicidad, software, videojuegos y soportes de medios.
Ante este panorama las oportunidades parecieran darse para todos aquellos creativos que constantemente idean nuevos productos y servicios inclinados al entretenimiento de carácter individual o grupal: gestores culturales, influencers, youtubers, instagramers,etc.
Los espacios y proyectos también abundan: festivales de teatro, cine, música, poesía, gastronomía, literatura, cómics, mercados de pulgas, entre muchos otros.
En conclusión, con esta economía hay una oportunidad infinita para crear empleos dignos y de una vez por todas considerar al arte, la cultura y todas las actividades relacionadas como una de las principales fuentes de nuestra riqueza material e inmaterial.
Para una mayor comprensión de lo descrito anteriormente recomiendo leer el libro que lanzó el BID a finales del año 2013, titulado: “La Economía Naranja: una oportunidad infinita”, de los autores Felipe Buitrago Restrepo e Iván Duque Márquez.