Por: Juan David Garzón Facultad de Ciencias Sociales Licenciatura en Comunicación Social
Puedo mencionar que mi servicio social en la Fundación de Amigos del Niño con Leucemia y Cáncer (FANLYC) fue una experiencia única, llena de aprendizaje, una experiencia de vida. El tiempo que compartí con los niños que a ella asisten no solo pude aprender de ellos, sino que también me hizo crecer como persona. Me demostró que, a pesar de cualquier situación, cuando se quiere se puede lograr aquello a lo que aspiramos, y que por nada se pierde esa gran sonrisa que compartimos siempre.
Por otro lado, ya que mis otras 50 horas de servicio social las realicé formando parte del equipo de Observadores Electorales de la Comisión de Justicia y Paz en las elecciones de mayo 2019, fue un gran aprendizaje y requirió de una peculiar pericia, para procurar que todas las mesas cumplieran con el reglamento y el proceso correspondiente a la hora de contar los votos.
Un pensamiento que me llevo después de estas increíbles experiencias es que “la esperanza es la primera razón para darlo todo”. Y es que hablar acerca de FANLYC no es solo para darles a conocer el trabajo que ahí se hace, sino también para compartir la gran experiencia que viví, una oportunidad que me brindaron para conocer la realidad de algunas familias en el país y poder aportar y apoyar a estos niños y niñas. Saber que por más pequeño que sea nuestro aporte, para otras personas es un gran regalo.
Y es que en esta organización la contribución que puedes brindar, es muy importante para todos y todas, sea desde donar ropa y juguetes hasta ser donante de sangre, lo cual es una de las donaciones más importantes que se requieren. Es que las personas tienen muchos prejuicios o miedos a la hora de donar y lo que no sabemos es que con una sola pinta de sangre que donen pueden salvar muchas vidas.
Es por eso que insisto que no dejemos que el miedo no nos permita ayudar a personas que realmente lo necesitan. Considero que uno de mis mayores retos fue a la hora de tratar con los niños, fue el saber que tienen esa enfermedad y que pasan por un tratamiento que los agota físicamente y el haber tenido que vivir eso en mi pasado, me hizo recordar y a la vez ser más fuerte y lo pude superar gracias a los niños de la fundación. Verlos hacer las actividades, jugar y sonreír motiva a ser fuerte y no solo por uno mismo, sino también por ellos, ya que así podemos darles más ánimo y energía.
Pienso que esta ONG permite que uno desarrolle muchos aspectos positivos dentro de la misma como el estar con los niños y servir a la comunidad. La Oficina de Voluntariado cuenta con personas dispuestas a servir a la comunidad, por ende, se debe aprovechar al máximo esta disponibilidad.
Entre las cosas buenas de esta ONG puedo resaltar que le brinda la oportunidad a todo tipo de personas para servir a la comunidad, desde jóvenes hasta personas adultas, ya que todos somos capaces de aportar un granito de arena; no hay limitaciones ni exclusión alguna.
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