Prof. Carlos Fitzgerald
Pluma invitada
Investigador / Dirección de Investigación y Desarrollo
Vicerrectoría de Investigación y Extensión
Nuestra universidad, por su nombre y trayectoria, está llamada a ser un referente en la investigación y puesta en valor del patrimonio cultural de Panamá. Desde la profundas reflexiones de Roberto De la Guardia sobre la identidad cultural panameña hasta los esfuerzos de la Facultad de Arquitectura y Diseño por crear conciencia sobre la salvaguardia del patrimonio, pasando por los proyectos financiados tanto por los fondos internos de apoyo a la investigación como por la Secretaria Nacional de Ciencia y Tecnología (SENACYT), la Universidad Católica Santa María la Antigua ha demostrado liderazgo en el campo.
En sus revistas:
La Antigua, una de las más veteranas entre las publicaciones académicas panameñas. Y la prestigiosa Investigación y Pensamiento Crítico, indexada, se pueden leer los aportes de la USMA al conocimiento de nuestra herencia cultural.
Nuestro país se caracteriza por su diversidad cultural y por la multiplicidad de raíces que nutren las expresiones que nos identifican. Contamos con sitios culturales y naturales inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO y recientemente accedimos a la Lista Representativa del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Sin embargo, es una realidad que las instituciones encargadas de velar por la conservación de nuestra herencia cultural material e inmaterial tienen graves dificultades para cumplir su función. Por la ausencia de presupuesto, pero, sobre todo, por la carencia de personal capacitado.
En Panamá vivimos la triste realidad de no tener un Museo Nacional que muestre nuestro riquísimo acervo cultural. Y no contamos con un marco regulatorio actualizado que permita una gestión cultural coherente con las necesidades de las comunidades y con el potencial de desarrollo que conlleva la valoración del patrimonio. Por otra parte, el gran público literalmente desconoce en qué consiste su patrimonio y mal puede defender sobre lo que no está informado. Parece un círculo vicioso donde no hay solución posible.
Sin embargo, los centros de educación superior pueden jugar un rol fundamental en la transformación del patrimonio cultural como una herramienta del desarrollo sostenible. Específicamente desde las perspectivas de la identidad y del sentido de pertenencia.
¿De dónde venimos? ¿Cuáles fueron los logros de nuestros ancestros? ¿Cuáles son los rasgos que nos hacen únicos? Nuestra universidad como productora de conocimiento y como repositorio cultural por excelencia puede responder.
Frente a las disyuntivas que confrontamos como país, donde los fenómenos de la economía globalizada y la migración amenazan con deshacer todas las certezas y trastocar las esperanzas, queda claro que la capacidad de adaptación y la flexibilidad que históricamente han caracterizado a los habitantes del Istmo son rasgos culturales que deben investigarse para tener herramientas con que reforzar nuestra posición competitiva en la región.
Desde la Universidad podemos comenzar a formular las preguntas relevantes y aportar los conocimientos necesarios para que la sociedad tenga la posibilidad no solo de reconocerse sino de valorarse y proyectarse frente a los desafíos de la globalización. Para ello, la investigación sobre nuestra rica y diversa herencia cultural es esencial. Y la USMA tiene todos los elementos para contribuir de forma contundente a este objetivo inaplazable.
Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor. No representan la opinión de esta Universidad.
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