Regresé a Panamá en 1982, después de vivir algún tiempo fuera del país. Tenía 20 años y había tomado cursos de publicidad en el extranjero; venia con la intención de estudiar esa carrera, pero Panamá pasaba el periodo de los gobiernos militares, lo que creaba convulsión en el día a día ciudadano. Bajo estas consideraciones, mis padres decidieron que cursara mis estudios en la universidad, en la que el impacto político sobre los estudiantes fuese menor. La opción, por ser la única privada en el momento, y católica, era la escuela de Comunicación Social, de la USMA.
Pero el impacto político era general, y la USMA no era la excepción. Justamente por ser católica, su profunda formación humanista nos hacía, como estudiantes, no solo sensibles ante las situaciones que se daban, sino que, en su debido momento, nos forjaría como una fuerza juvenil beligerante en las manifestaciones que se dieron luego.
La USMA, para mí, no solo me formó profesionalmente, sino también fue muy importante en el nivel humano, en el nivel cívico; me sensibilizó profundamente ante todo lo relacionado con las necesidades y problemas sociales. Esta misma formación la he establecido en mi hogar, procurando que mis hijos perciban las necesidades que agobian a nuestro prójimo, a nuestro país.
Hace 12 años, regresé a la USMA como docente, a devolverle algo del conocimiento y sensibilidad social y mística que ella me dio en mis años estudiantiles. Regresé a seguir el ejemplo de los profesores que a mí me instruyeron.
La USMA, ha vivido en mí desde hace casi cuarenta años cuando pisé su campus por primera vez. Su importancia en mi vida ha sido inmensa y me enorgullece mucho que, después de revisar todos los programas de otras universidades mi hijo mayor decidiera que el plan de estudios más completo en la carrera que él había elegido, lo tenia la USMA, y él quería estudiar aquí, en mi universidad.
Por esto y muchos ejemplos más, me atrevo a decir que la USMA supera las barreras de las generaciones, aportando excelentes profesionales con sensibilidad social. Hoy me siento orgulloso de haber sido formado en la Universidad Católica Santa María La Antigua, como me siento orgulloso de que mi hijo eligiera a mi alma mater como suya. Sí, no hay dudas de que la USMA trasciende generaciones.
– Prof. Antonio Arango, Docente de la Facultad de Ciencias Sociales.