suicida

Desde antes del covid, en Panamá se reportaba un incremento de casos de suicidio. La realidad actual no es favorable al estado mental de las personas, por lo que es de suponer que esas cifras se hayan mantenido e, incluso, se registre un incremento. Esto nos conduce a la necesidad de prestar atención al problema, puesto que podría estar afectando a alguien próximo a nosotros.

Toda muerte es lamentable, pero en el caso de los suicidios, este acontecimiento impacta a familiares, amigos, conocidos, que, una y otra vez, se harán la misma pregunta: ¿qué no vi?, ¿qué pude haber hecho?, ¿qué le pude haber dicho? Al consecuente duelo se suman los sentimientos de culpa, de tristeza, de ansiedad, entre otros.

Por tal razón, es prudente tomarnos unos minutos para observar a nuestros allegados y, en caso de advertir señales de alarma, saber cómo actuar. Las obligaciones personales nos imponen un estilo de vida que, en no pocos casos, nos obligan a concentrarnos en nuestros propios asuntos. Pero, aunque suene mal, meterse en la vida del otro no siempre es malo, en particular si ese otro es alguien que nos importa.

Esa inmersión en la vida ajena puede comenzar por escuchar lo que la otra persona dice. Cuando prestamos atención a las palabras de los demás, encontraremos que, bajo una conversación común pueden ocultarse estados de ánimo, sentimientos obsesivos, ideas recurrentes que podrían servirnos como indicios. No es raro que alguien con ideas suicidas emita “gritos” de auxilio de modo incomprensible para quienes no estén escuchándolos.

Una vez que se logren ver las señales de alarma, hay que atreverse a hacer una pregunta difícil: ¿Has pensado en quitarte la vida? Muchos dirán que esa pregunta es muy fuerte, y tienen razón; sin embargo, puede ser la oportunidad que busca el potencial suicida, y esa pregunta abriría un espacio de diálogo y de comprensión que puede salvar vidas.

Habrá quienes crean que una pregunta como esa incitaría a que alguien con problemas se sienta alentado a quitarse la vida, tal creencia es un mito. Esa pregunta, si es oportuna, sería la llave para que alguien busque ayuda idónea. ¿Queremos a esa persona, nos importa? Entonces hagamos la pregunta.

A continuación, comparto con ustedes una tabla en la que se describen las condiciones o síntomas asociados con las ideas suicidas, El contenido ha sido adaptado a partir de la información que sobre este tema nos da la Asociación Americana de Suicidología.

E En su vida se han perdido los propósitos que animan a seguir adelante.

S Sueño, cansancio, constante agotamiento porque no descansa bien.

C Comparte menos con familiares y amigos, se aleja de ellos.

Ú Últimamente se deja arrastrar mucho por la ira o la frustración.

C Conversaciones relacionadas con la muerte, con la idea del suicidio.

H Huye de algo, no parece encontrar salida a sus problemas.

A Actúa como si buscara riesgos, peligros contra su persona.

M Manifiesta predilección por el alcohol, drogas o psicoestimulantes.

E Estados de ánimo cambiantes, pasa de triste a eufórico en un momento.

Cuando detectes un conjunto de estos síntomas en alguien cercano a ti, escúchalo, quizás está tratando de lograr la atención de quienes le rodean. Y si encuentras oportuno hacer aquella primera pregunta, y hallas respuesta positiva, la siguiente también será muy necesaria:“¿Te gustaría hablar esto que me has dicho con un profesional?”, Pero no se detenga ahí, bríndele a esa persona el respaldo para buscar las ayudas correspondientes, póngale en contacto con un profesional de la salud ya sea psicólogo o psiquiatra. Eso puede dar miedo, pero hay que hacerlo porque la vida de una persona puede ser salvada. Si usted mira hacia otro lado, tal vez habrá perdido la oportunidad de brindar una ayuda crucial.

Puede darse el caso de que esa persona no quiera ser ayudada o, simplemente, no confíe en usted. Tampoco mire hacia otro lado: llame a un familiar o amigo que pueda estar pendiente, recomiéndele que busquen ayuda profesional. En última instancia, procure encontrar respaldo de las instituciones de salud que puedan brindarle orientación.

Una última recomendación, si sabe de una persona que ha fallecido por suicidio, no comparta ni reenvíe fotos, videos u otro tipo de expresiones por medio de las redes sociales sobre ese caso. No se haga vehículo del dolor, prefiera ESCUCHAR a quienes le rodean para estar en disposición de ayudar, de SALVAR una vida.

Por Jonathan Fonseca – Profesor y Orientador estudiantil

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y no representan la opinión de esta Universidad.

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