Triunfar

Cabizbajo, sentado a la cabecera del comedor, con los pies descalzos y de puntillas apoyados en el suelo, los codos sobre la mesa y las manos sosteniendo su cabeza, recapitulaba los golpes que le ha dado el mundo. Quería sentirse derrotado, pensaba sentirse cansado, pero su carácter forjado al calor del esfuerzo, del rendimiento al máximo, de la disposición y entrega presta a emprender las tareas pendientes lo ataban a un sentimiento de confianza desmedida de triunfo que le curaba el cansancio, y así luego de reflexionar un poco sobre los golpes recibidos, se veía nuevamente inmerso en pensamientos de agradecimiento por todas las “derrotas” que le enseñaron que el camino iba por otro lado, y le permitieron rectificar, dar el golpe de timón necesario para corregir el rumbo y lograr llegar hasta donde se encuentra hoy.  Raudo, se levanta, acomoda la silla en el comedor, que empujó en el movimiento, y se dispone a su siguiente tarea, cargado de agradecimiento y motivado a dar el siguiente paso.

Esta suele ser la imagen de muchos ganadores. Y me refiero a los que han perdido bastante. Recordemos, nos contaba Séneca que ‘las cosas prósperas suceden a la plebe y a los ingenios viles, y al contrario, las calamidades y terrores, y la esclavitud de los mortales son propios del varón grande. El vivir siempre en felicidad, y el pasar la vida sin algún remordimiento de ánimo, es ignorar una parte de la naturaleza.’

La vida se compone de altos y bajos, algunos le llaman victorias y derrotas; felicidad y tristezas; éxitos y fracasos. Prefiero referirme a la vida como la vida, con todo lo que trae. Con sus limones, como dice el dicho, para hacer la limonada. Con todas sus sorpresas.

Ganar o perder es una decisión. Por supuesto que reconozco una derrota, pero eso no significa que debamos sentirnos derrotados, abatidos, desganados; por el contrario lo veo como una llamada, una invitación, un reto a levantarnos, a rectificar, a no rendirnos. ¡Qué aburrido sería solo ganar!

Al ganar se siente felicidad porque se logra una meta. Ganar implica que se tienen propósitos, una ruta a seguir, seguramente una estrategia, tácticas, se ha reflexionado sobre los acontecimientos, recursos, obstáculos y se ha trazado un camino a recorrer. No somos perfectos, aún así debemos alzarnos siempre después de cada derrota. Allí radica la fuente de la felicidad.  Es un estado mental, la felicidad no viene de la fama, el dinero o una buena apariencia.

Siempre humildes. Aunque ganes o pierdas, cultiva la virtud de la humildad. Esta virtud es la que nos permite conocer simultáneamente nuestra miseria y nuestra grandeza; y aprovecharlas para obrar en bien de los demás. La humildad es contraria a la soberbia, permite a la persona ser digna de confianza, flexible y adaptable. La humildad en las personas se considera que es toda aquella cualidad que revela el completo concepto de lo que es el ser humano. Un buen propósito en la vida es adquirir ese hábito bueno, esa virtud: ¡Humildad!

Es hora de actuar, de ir a por esas metas que no hemos alcanzado, a trazar nuevos retos, de hacer nuevos caminos. Mark Twain dijo que ‘en veinte años estarás más decepcionado por las cosas que no hiciste que por las que hiciste’. No es fácil, pero vivimos un momento coyuntural que nos obliga a evolucionar. En tiempos ‘normales’ sería una libre elección el meternos en líos. Hoy no es así, todos estamos haciendo las cosas de forma distinta.

Aprovechemos el impulso que traemos. Lo normal es que esperemos a que las circunstancias de la vida nos pongan en la tesitura de enfrentarnos a un nuevo reto. No es usual que una persona que tiene una vida a gusto decida cambiar para evolucionar. Tal vez sea por miedo. Sí, miedo. Es normal, los nuevos retos atemorizan precisamente porque son nuevos, y no sabemos cómo nos irá. Lo nuevo, lo desconocido da pánico. Todo lo que se salga de nuestra zona de confort no solo es un reto sino un esfuerzo añadido que no siempre estamos dispuestos a aceptar. El miedo no mata. Ya sea miedo al fracaso, al empezar de cero, al que dirán.

Grandes líderes nunca se cansaron de repetir ‘no tengas miedo’. El mensaje es que no te detengas por miedo, es normal sentirlo, pero desde allí hemos de salir adelante. Hay un mundo lleno de posibilidades para explorar. Solo gana el que se arriesga. Cada día se escucha con más frecuencia que debemos reinventarnos, se refieren a evolucionar, me gusta decir re-evolucionar, sí, haciendo alusión a ser revolucionarios, a ser líderes que impulsan los cambios necesarios en estos nuevos tiempos y en los que vienen. A ser locomotoras no vagones.

Ganar está bien, pero aprendes más cuando pierdes, no pierdas tiempo culpando a otro. La vida trae de todo, victorias y derrotas. Analízate, cambia para tener éxito. Haz que las cosas pasen. ¡Párate! Es más fácil perseguir que liderar. Arriésgate a ganar.

Prof. Miguel Angel Barrera – Facultad de Arquitectura y Diseño – USMA

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y no representan la opinión de esta Universidad.

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